Cuando narciso se perdio en aquel bosque macabro donde nemésis cobraría una venganza de que enamorándose de si mismo encontraría un final a tanta arrogancia que había arrojado a lo largo del tiempo a aquellos jóvenes y doncellas helénicas que lo único que buscaban era una aprobación de aquel hombre perfecto del momento, nunca imagino que sus actos acumulados lo llevarían a un final tan trágico.
La noche del sábado 29 de marzo pudo ser igual de trágica o lamentable dentro del submundo que dignamente tuve honor de apoyar a su reconstrucción llamado Ágora, la sede de placeres culpables gays de moda en la ciudad de Puebla. Todo pintaba para ser una noche más de diversión, hechos mundanos y uno que otro ligue con sus taciturnas resacas hasta que cerca de la 1 de la mañana se fue la luz.
Un antro sin luz es como una laguna sin agua donde los peces deben de tener un contexto que integre factores para poder coexistir en el ambiente; al principio lo que parecia una broma de la noche ya que el Ágora pasó de antro de moda a un mega cuarto obscuro con centenares de cuerpos expediendo hormonas poco a poco se convirtió en en escenario de caos, malas respuestas y actitudes que llevaron a la fragmentación de la imagen que ha costado trabajo (y lo digo, por que se que ha costado)
Escenario dantesco minutos después del apagón ya que la zona del pop carecía de oxígeno y un halo fantasmal cubría todo el sitio como un espectro de tundra sofocada por un calor explicable. La gente se desconcertó porque pasaban los minutos que se volvieron eternos para más de uno ya que la falta de coordinación e información hacía que la desconfiará saliera a flote. Muchos buscaron refugio para sus pulmones en el jardían y allí me toco escuchar una llamada al 066 por parte de un muchacho que describía la situación al otro lado de la línea.
La recepción sumida en caos; el área de lounge no se daba abasto para albergar a gente que buscaba una respuesta a sus consumos; los meseros como los descritos por Saramago en la tierra de ciegos no ofrecían respuestas sino más preguntas a los clientes a quienes pretendián callar con un trago más si lo que en ese momento hacía falta eran respuestas no alcohol para ocasionar tragedias.
Dada la hora del apagón la gente seguía llegando y ante la posibilidad de perder la noche nadie salía pero si entraba gente. La desesperación total, muchos clientes hartos, decepcionados y armando lio decían "vámonos a francos", "que Ágora invite". Recuerdos inundaron mi mente mientras reposaba en la recepción con mi estrella polar, el buen Silvio Malfoy (mi trabajo es crear) y el buen Izrael, que bien pudiera ser el héroe de la noche por darme respuestas asertivas no como el estúpido gorila de la entrada que sólo por tener el colesterol más alto que yo se cree con la decisión de que el peso de tanta inmundicia va a deter la puerta, en fin....
El momento del recuerdo fue cuando cerraron el Antro, aquel septiembre de no se que año que un día antes del 15 de septiembre alguna mente siniestra mando a cerrar el Antro. Todo fue directo, certero y bien planeado y a diferencia de esta tragedia (porque si fue tragedia para muchos) a varios clientes no se les cobro absolutamente nada y quienes ya tenían su servicio asignado se les ofrecio una disculpa. El caso es que muchas veces el suceso es el mismo pero la forma de responder es lo que marca la diferencia.
El tener un lugar de moda no implica que la gente va a estar allí siempre, el Antro así lo vivió. Tras el cierre del lugar la gente agarro sus cosas y sueños y se desplazo a Francos, que no fue la excepción de esta noche de Ágora; muchos clientes temrinaron danzando bajo los ritmos de DJ koko que con los de Mr Bebo y es que así son las cosas, la gente buscará un lugar donde le ofrezcan el servicio finalmente y si Ágora no pudo una noche pues no pudo y se acabo y no armar toda una especulación entre aciertos y mayores desaciertos.
Dentro de la página del hi5 de Ágora alguien escribe "pretendemos sea tu casa en donde no solo exista una relacion de cliente y proveedor si no donde te sientas seguro, comodo y vivas experiencias inolvidables" y muy cierto, cosas inolvidables y en cuanto a seguridad y cómodo lo pongo entre dicho.
Todo lo escrito por este humilde escribano no tiene más que sacar mi coraje por el gorila del traje mal portado y sobre todo para que si alguien decide compartir este comentario con los señores del Ágora es para que se encienda un foco ámbar sobre el servicio, calidad y capacidad de respuesta de la gente que tienen como seguridad, meseros y otros. No generalizo pero si la gran mayoría, lamentablemente la clase no se compra en un Aurrera en frascos de a litro pero si la educación y el respeto pueden ser adquiridos mediante la imitación de otros.
De nada sirve tener reconocimientos y certificados en calidad ante estancias y organismos que nacen sólo para dictar quien es bueno o no cuando realmente quienes califican este servicio somos los que acudimos cada fin de semana pretendiendo olvidarnos en el submundo llamado Ágora.