martes, 23 de junio de 2009

Historia sobre una pesadilla reciente

Quizás el sueño de aquella noche polar de verano fue producto de la abundante cena de tacos congelados, lactosa pasteurizada y una bebibda rehidratante después de la rutina cardiovascular y de peso ligero en el gimnasio esa noche. La trama relata lo siguiente:

"Después de muchos años se encontraba de nuevo esa mujer en el orfanato del que alguna vez huyó, alejándose de la inmundicia y los horrores que presencio en compañiá de tres amigos más. El jardín de juegos es una zona fangosa donde se mezcla la podredumbre de heces infantiles con las lenguas de lodos que han dejado las recientes lluvias; al centro existe la casita de troncos carcomidos por el tiempo mientras que neumáticos funcionan de cerca para delimitar el territorio de este país inexistente.

Había un hombre cuyo rostro no recuerdo pero era quien dirigia aquél lúgubre sitio de corazones desencajados y miradas perdidas. De momento no sabe como llego allí pero sabe que debe de huir como lo hizo una ocasión cuando sus memorias eran en tonos sepia porque aún no había luz que diera color a las memorias.

Cruzó con cierta parsimonia el campo deshojado y las sombras que proyectaban las ramas fantasmales de los árboles y no hacían más que acrecentar sus miedos, entró al jardín desierto y subió a la casa de ramas y en un instante tuvo 10 años y el tiempo pareció regresar al instante fatídico y funesto. Pudo observar a sus tres amigos: el de lentes que desaparecio al final de esa jornada, el más fiel que se mantuvo a su lado y el que se volvió fotográfo de las pupilas sangrantes.

El jardín era rodeado por madres que dejaaban a sus hijos en ese infierno, niños llorando y revolcándose como animales en matadero y unos galenos que revisaban a cada chiquillo. La sonrisa macabra de aquella figura jerárquica le causaba dolor. De momento una serpiente de sangre corrió a su lado y fue cuando los primeros niños desaparecieron en algún sitio que el sueño no permitió conocer. Tuvo miedo y quería correr de allí.

Las hojas caídas de los árboles cubrían el rastro de muerte y destrucción; pozos de brea contenian cadáveres de niños que regresaban a la tierra, en donde todos somos polvo y todos seremos parte de ella en algún momento. Una alberca se divisa a lo lejos y allí es donde ella quiere estar. Aguas purificadoras, aguas de redención y muerte. La poza no es más que un recuento de daños, mantos rojizos bañan la alberca y una que otra capa de inmundicia. Sabia que no era lo mejor pero sus opciones se esfumaban poco a poco.

Con miedo se zambulló en esas aguas y descubrió su fétido olor y un hedor que tendría impregnado de por vida. Nadó hacía un extremo mientras se alejaba de aquellas figuras maternas infanticidas que arrojaban bebés a las aguas. Un remolino empezó a tragar los cuerpos, una señal poco conveniente. Llegó a la orilla mientras que inmensas cloacas tragaban el agua con restos de criaturas devoradas por la fuerza de la succión.

Al salir de aquel peligro vio como dentro de las fosas se veían rostros de niños tristes, desesperados y desesperanzados; vio brazos, manos y algunos con la mirada le pedían su ayuda; no pudo hacer nada, era su vida o la de ellos. Una corriente desaparecio aquellos rostros y sólo quedaron las lajas de piedra húmeda.

El miedo reflejaba sus pupilas, debía salir de allí; corrió y corrio entre llantos y gritos de niños desmembrados y mujeres dentro de una orgia de sangre y dolor. La cerca de hierro con piedra rosada era la opción, al llegar se encontró con los tres amigos que le acompañarían en su existencia. Pasado y presente, rostros conocidos dentro del espejo del futuro cruzaron por la acera. Un fotográfo pálido como la muerte con las pupilas sangrantes retrataba el edén mortuorio; una voz que perdida en el espacio se escuchó y ella allí estaba en la otra acera con los cabellos rubios desaliñados y tratando de encontrar respuestas dentro de los mares de incertidumbre.

Hay que salir dijo uno de ellos y en un brinco se lanzó sobre las puas que delimitaban la cerca de herrería, desapareció en un instante mientras su voz reonaba en algún limbo cercano. Una mujer fría detenía un apagador que jalo aquella inocente alma a un mundo alterno y reía como si su encomienda diera resultado; por azares del destino y los karmas si es que existen en una lamentable equivocación apoyo su mano en la cerca y murió electrocutada al instante.

Con el corto que provocó aquella infortunada mano ellos salieron; el chico de la boina resguardaba una cámara en su regazo; el otro muchacho del que no se habló en la historia por no aparecer dentro de aquél sueño también apoyo a la muchacha cuyos ojos denotaban el pesar de la violenta jornada de tonos sepias. Al salir se dio cuenta del paso del tiempo, sumaba más de 30 años y lo que había sido un jardín de torturas mentales ahora era una venerable esquina de una remota ciudad".

Y no había mas lodazales y aguas teñidas de rojo porque el tiempo había pasado borrados los indicios de esa realidad alterna. La niña se perdió en una parte de mi memoria corta de sueños nocturnos mientras que los estragos de mi espalda no me dejan dormir. tuve que colocarme el aparato ortopédico nuevamente para conciliar el sueño mientras mis brazos sin fuerza pareciá que habían sido los que nadaron huyendo de esas aguas impregnadas de aullidos infantiles.

martes, 16 de junio de 2009

Después de la crisis

Han pasado ya casi tres semanas del suceso que podría haber sido devastador o sumamente doloroso en mi vida y pues dentro de todo el rompecabezas ha ido armándose de un modo peculiar que bien puede encajar dentro de los anaqueles de las bromas infinitas del destino.

Pues sí como lo relata la aventura de Soliman y Subrho, la travesía emprendida desde ese fatídico día ha ido delineando la perspectiva de mi vida sin contar los momentos vívidos en la cama de la habitación 303 o los ajetreos en el autobús rumbo a la triste y célebre Feria del Vino. Aún sigo pasando las noches de insomnio meditando sobre lo acontecido, aunque estas noches bien pueden ser parte del frenesí que provoca el facebook de madrugada, placer culpable a final de cuentas.

Dentro de aquella repulsión que me hace el accidente puedo pensar que no todo se ha perdido y al contrario, se ha ganado mucho en nociones de vida; sigo con vida y sano aunque me duelen los hombros y la espalda pero gracias a Dios mis movimientos aún yo los controlo y no dependo de nadie más para ir al baño o comer. A pesar de todo lo pérdido materialmente me pongo a pensar, ¿Cuánto cuesta un brazo o poder caminar sólo?...

Probablemente después de todo esto cuando la vorágine se asiente y deje ver los claros del cielo pueda pensar que más obtuve de esto, al menos me hace ver la vida con una sensación más de vida... el trágico suceso que vivi y los segundo que estuve de la catástrofe no pueden ser dejados al olvido o peor aún, no pueden pasar desapercibidos en mi propio sistema.

Ignoro aún que me depare el destino pero lo que sí es que las cosas debo de verlas bajo un filtro de esperanza y no de desasosiego.