lunes, 30 de mayo de 2011

Orgullo y prejuicio

Otro año más y una nueva marcha lésbico gay que sacude el centro de la ciudad por su ritmo, color, consignas y uno que otro personaje extraído de algún cuento de hadas o pesadilla diabólica que desde la óptica gay se convierte en un acontecimiento único. La X Marcha del Orgullo LGBTT (y anexos que omita) se celebra el último fin de semana del mes de mayo siempre pidiendo inclusión a un sector tan lacerado y omitido de la sociedad, como lo es la gente homosexual.

Las banderas multicolor ondearon a lo largo de Reforma y Avenida Juárez de la ciudad de Puebla como signo de visibilidad de un movimiento que ha ganado su lugar a través de las personas que allí desfilaron; son ellos quienes han abierto la puerta a percatarnos que no todos somos iguales y que la construcción de sociedades justas debe de partir del reconocimiento de las minorías. Son los menos, es correcto; pero son quienes a través de la lucha, ofensa, el orgullo y el prejuicio han dado legalidad para que otros puedan vivir en ella.

Si bien muchas veces este tipo de acontecimientos se toman como burla (que respeto puede pedir alguien que camina semi desnudo en la calle con una bandera y mentando madres) existen diversos puntos de vista al respecto. Muchos están a favor de la igualdad, pero a ¿qué costo?, ¿vale realmente la pena hacer este tipo de actos carnavalescos para lograrlos?, ¿logrará el mismo respeto un distinguido académico o empresario gay que una vestida de festival?

La orientación sexual es un tabú más a la lista de males que imperan en la sociedad. Cuantas veces no se ha escuchado decir a un padre "mejor muerto que puto mi hijo" gracias a la construcción de género y machismo que hay. Es necesario crear una consciencia que nos haga seres más racionales y que al final logremos aceptar las diferencias que tanto nos han alejado, no ponderar más si nuestro vecino, amigo, hermano, compañero de trabajo se mete en la cama con alguien de su mismo sexo que por sus capacidades demostradas por sus talentos y competencias.

Un orgullo de ser quien es, un prejuicio que pesa sobre ellos. Que bien que existan estos movimientos, que mal que sean bajo esta óptica. Decía una persona muy estimada para mi "Y si su derecho de libertad de expresión terminará donde comienza mi libertad de meterles un plomazo"... puntos de vista a final de cuentas.

martes, 17 de mayo de 2011

Nada que conmemorar

Desde hace unos años se conmemora cada 17 de mayo el Día de la lucha contra la homofobia y transfobia, se fijó esta fecha ya que en 1990 la Organización Mundial de la Salud elimino la homosexualidad de la lista de padecimientos mentales. Si bien cada vez son más las voces que se unen para ir contrarrestando la serie de vejaciones, burlas y/o señalamientos contra estos sectores, es necesario pensar si todas las personas que viven esta situación están en la misma necesidad de reconocimiento.

Como toda sociedad, la comunidad gay está dividida en grupos, desde los que salen a las calles pidiendo un respeto e inclusión hasta quienes viven negando su propia naturaleza adoptando conductas heterosexuales que les dan cierta tranquilidad y desasosiego a la vez. No hay bien o mal, solo diferente y de acuerdo a la experiencia y proyección de cada individuo.

Pero que sucede... la misma comunidad, al ser un cúmulo de experiencias e ideas tan contrarias, tiene diversos puntos de enfoque que muy pocas convergen para lograr visualizarse hacía los demás. Las diferencias son aún más marcadas y los desprecios encuentran una resonancia mayor. Odiamos lo que desconocemos, lo que no se asemeja a nosotros y que sale de nuestro paradigma.

Aunque muchas veces la esencia es la misma no dejan de ser criticadas las conductas de unos frente a otros. Cuantas veces la comunidad señala a la misma comunidad de modo peyorativo y partiendo de tangibles lejanos a la condición humana. Se habla de una igualdad cuando las necesidades son otras. Mientras unos piden reconocimiento e inclusión, los más buscan el desarrollo de si mismos en una sociedad plural aquejada de tantísimos males.

Nada que conmemorar. Y digo esto cuando la sociedad no reconoce que una parte de ella vive una condición diferente, que tiene un poder económico mayor y más poder de elección. Envidia o coraje, que se traduce con la palabra odio. Muertes, bullying escolar, despido laboral y otros tantos remedios que buscan quienes aún no comprenden que las sociedades no son perfectas.

Un odio interno cuando no se respeta que hay quien vive en el activismo y dando visibilidad a la propia comunidad (que también creo que no es el modo único para hacerse notar), o se critica al travestí que en el show de revista encuentra el marco idóneo para su satisfacción. O la vestida tan hermosa como decadente que muchas veces se crean una imagen negativa de si mismas.

Si se busca un reconocimiento se debe trabajar de adentro hacia afuera, y esa labor corresponda a la misma comunidad y sus espacios. Necesitamos entender que las personas son diferentes, y que así como alguien sale con una bandera multicolor a las calles hay quien prefiere encerrarse a jugar wii o seguir trabajando en una empresa que le de beneficios sociales. No hay bueno o malo, solo diferente.

Y mientras llega la construcción de la sociedad justa y utópica, celebro que aún queda mucho por hacer y que afortunadamente sea la mayoría quienes pretenden lograr estos cambios.

= Colofón =

"... Y hablando de armarios y homofobia: .. yo usaba el "armario" para esconderme de los niños que me llamaban maricón y me golpeaban... de toda la familia que cuchicheaba pensando que no me daba cuenta de su rechazo y su doble moral... me acurrucaba en un montón de vergüenza, y lloraba en silencia la impotencia de que mis pequeñas manos, no podían golpear la fuerza de los prejuicios..." RCV
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domingo, 15 de mayo de 2011

De tarde

De tarde los recuerdos añoran
La última copa que antecede al desencanto
Tus ojos son un brillo imperturbable
De las ansias que habitan al escribano

Tus luchas fueron milenarias
Como la tristeza que aún embarga tu silueta
Cómo pude no darme cuenta antes
De los gritos que emanaban tus silencios

Lloramos lágrimas de sangre
La impotencia de nuestros arrebatos
Las palabras aún esperan impacientes
Ser enterradas en algún camposanto

Morimos embriagados de nostalgias
Mientras la muerte ríe a carcajadas
Y espero tomar el siguiente vuelo
Sin retorno ni guardando esperanzas.

Que tarde nos dimos cuenta
Que tarde se nos fue la hora
Que tarde nos volvimos ajenos
Que tarde llego la tarde