domingo, 23 de enero de 2011

Tiempo de deliberar

El umbral de los 30 años, muchos dicen que esta edad se ve envuelta por una crisis de identidad y de aceptación, más cuando el objetivo inicial no se ha cumplido o bien, se ha cambiado y no se sabe para donde ir. Si bien mi objetivo sufrió lo segundo estoy en una etapa muy interesante de mi vida donde estoy contento por lo que estoy haciendo, logrando.

Cumplir 30 es interesante, si bien no tengo la juventud y la chispa de cuando tenía unos veinte y tantos me siento maduro, mucho mejor preparado y con un potencial de lo que quiero, diría la Prohibida, ya se decir que no... y sin tener remordimientos. Ya no trato de agradar a los demás, simplemente soy yo yo sin mayores problemas. Habrá a quien le guste y a quien no.

El aquí y ahora trato de vivirlo, ya no el allá y entonces... esto lo aprendí del VIVE y del VIP y parte del MEX inconcluso que debería regresar para cumplir esas metas que aún me giran en la mente. Ya no me vendo tan fácil a los demás, digo lo que pienso y pienso a veces en como decirlo, políticamente correcto siempre. Mis valores se fundamentan en lo que para mi es bueno, o quizás diferente pero sin afán de no fregar al de junto.

He tenido la fortuna de trabajar en grandes empresas, como aquella donde todo es territorio de ellos, me salí porque no era lo mio, es decir, no pensaba dar 8 horas de vida en un encierro haciendo lo que no quiero mientras mi vientre se abultaba (el sedentarismo es malo allí, todos son gordos y la gran mayoría caen igual) y de ser téstigo parte de como las parejas se derrumban. Pueden tener dinero y fortuna efímera pero viven de la chingada muchos de ellos...

Pequeñas empresas que me han enseñado a crear y ser parte del show, el café y sueños entrelazados que me dejan el sabor de boca de que ya lo viví, quizás lo haga pero en otros giros... y con más experiencia y planeación; y empresas sin nombre como la que estoy que a pesar de lo injusto dentro del discurso utópico es la que más me ha gustado.

No me compre una camioneta, pero para que la quiero si me gusta caminar y trotar... y las camionetas hoy en día son un boleto al secuestro o robo.

No tengo un cuerpo escultural, pero puedo mantener el trote durante una hora, estoy sano y de lo ornamental prefiero lo instrumental.

Me encamino a la fotografía. He logrado tres exposiciones en 2010 y una foto seleccionada en un concurso iberoamericano. Es lo que me gusta, siempre me ha gustado y mi plan es ponerme las pilas para desarrollar proyectos fotográficos de preferencia en México sino en donde sea.

Después de más de dos años de no tener una relación estable y formal para que la quiero, si me gusta ser libre y tener espacios para mi. Quizás sea un apartado que aún no encaja dentro de mi plan o el fantasma del pasado sigue acechando atrás de la puerta pero tampoco me obstino en que se de a fuerzas. Intentos han existido, si no permanecen es que no estábamos escritos.

Sumo amistades, otras las pierdo... pero no estoy solo. Hay unas cuantas personas que han mentido la llama y están a pesar de tiempos, circunstancias y distancias. Ellas se casan, ellos se emparejan y otros más se marchan... debería hacer lo mismo. Deliberar si casarme, emparejarme o marcharme...

Cumplir treinta pega a muchos, en mi caso lo percibo como una oportunidad. Tiempo de deliberar, aquí y ahora sobre lo que voy a lograr... y lo estoy haciendo.

viernes, 21 de enero de 2011

En la prisión de su cuerpo

Días atrás me comentaron una historia que podría caber en la mente del morbo: un transexual fue detenido y culpado por diversos crímenes, sin entrar en la posible culpa o no, el dilema ético comienza en el momento en que se remite a una cárcel... a donde ir, al reclusorio varonil o femenil?

En apariencia es ella, legalmente es él... en un lugar tan sórdido como es la prisión (que en este país no ofrece una correcta readaptación social como el nombre lo dice) y que presenta tantos desaciertos, es complicado determinar la situación de la persona. Si bien el marco legar dice que sigue siendo hombre, por una cuestión ética o de otra terminología que no encuentro, no se pude encerrar en este contexto pues puede sufrir agresión física, verbal, violación e incluso la muerte.

El tratamiento de cambio de sexo es complicado y complejo; se requiere que la persona este en sus facultades para realizarlo, haber llevado ya el rol social, cultural y de contexto para poder ser candidato a este procedimiento y someterse a un cocktel de hormonas y operaciones que la o lo volveran en lo que en una imagen más real a lo que ha buscado.

Bueno o malo... solo diferente la óptica. Una vez que se hace la operación para el cambio de sexo, el individuo debe continuar con la medicación hormonal para que el tratamiento, sin embargo el sistema penitenciario no permite continuar con este proceso por no ser una enfermedad crónico degenerativa (es decir, si fuera cáncer el paciente debe de seguir con la medicación pertinente).

Y entonces el encierro no sólo se vuelve físico, la prisión ya no son los muros que privan de la libertad, sino el propio cuerpo. Sin un tratamiento hormonal la persona cae ante el reclamo natural y éste retoma sus propias raíces. Quizás el dilema original puede ser resuelto, sin embargo para la persona la pesadilla no sólo es estar en un lugar tan poco próspero, sino volver a ser aquello de lo que huyó en algún momento.

domingo, 9 de enero de 2011

Los placeres del sub mundo vol. 1

Sin ser franquicia del otrora cine Teresa de eje central en el Distrito Federal y emulando todo lo que esta ciudad ofrece, el cine Teresa en la ciudad de Puebla es digno de cualquier escrito de Kafka o bien de un escenario de cinta de Almodovar. Y es que entrar a este cine es ingresar a los bajos mundos sexuales de los denominados HSH y que encuentran en él el sitio ideal para el encuentro fortuito.

La explanada del cine esta cercada, como para que la acera no se aprecie lo que es, no hay marquesinas que anuncien las glorias de la pornografía exhibida. Al final la taquilla anuncia la cooperación de 30 pesos y los viernes la tarifa aumenta a 40 por ser noche de parejas. Un hombre entrado en años y encerrado en el tiempo te da un ticket similar a una rifa de feria, no hay premios gratos, sólo incertidumbres. Un segundo hombre vestido de negro te recibe, le damos un saludo y no responde. Enmudece ante nuestros ojos y se muestra extraño.

Un cartel de Mujer Bonita engalana el vestíbulo y una tienda con algunos chicles, refrescos y dulces. Dos entradas laterales cubiertas por una cortina de hule negro son el marco para la fantasía decadente que allí habita. Las cortinas se abren y un pasillo mal iluminado, sucio de paredes y pisos nos da la bienvenida.

La persona con la que voy ha frecuentado el sitio, y accedió a llevarme con el fin de que conociera otros sitios de encuentro dentro de la investigación de conductas de riesgo de VIH que estoy haciendo. Solo hay hombres, la mayoría pasan los 40 y a simple vista de un perfil demográfico C o B... En lo que me adapto a la luz observo miradas ajenas que caen sobre nosotros, y es que al entrar uno se vuelve en el punto de atención inequívocamente. Quizás llamamos la atención por lo ajeno que nos vemos al sitio en sí, o carne fresca para otros, no lo sé y no me interesa indagar.

La película porno traducida al castellano ibérico me llama la atención. Imágenes crudas que invitan al sexo rudo y sin protección, si bien no es la mejor calidad de producción, ni de proyección y audio sirve como escaparate de lo que allí acontece. Hombres solos sentados en las butacas esperan compañías pasajeras. Otros deambulan en los pasillos que abrazan las hileras de butacas y el pasillo central. Al fondo junto a la pantalla se observa un par platicando. Hay cigarrillos encendidos, impregnan el humo el recinto.

Me comentan que el rito es el siguiente: entran y unos se quedan en el pasillo que da a las espaldas de las butacas, el mal iluminado, los que buscan algo ocasional, de rápido; otros se sientan esperando compañía y hay unos más deambulan entre filas para secundar a los antes descritos. Se sientan, no hay palabras entre ellos solo acciones. Uno cierra los ojos y el otro se enjuaga los labios. Empieza el vaivén...

Hay un corredor que da a la salida de emergencia, son obscuros y con charcos de agua. Ellos sirven para encuentros de pie, no hay palabras, solo intercambian miradas y los cuerpos se acercan. Mi guiador me dice que no van mujeres, solo travestís buscando satisfacción ajena. No se habla de prostitución, solo un intercambio sexual y punto.

La mayoría de los hombres de este sitio son obreros, albañiles, de oficios modestos, quizás haya algún casado, pero la gran mayoría buscan encuentros con alguien de su mismo sexo. La clandestinidad los hace fuertes ya la vez vulnerables. Solo veo un muchacho de unos 23 años que deambula, nos echa la mirada que le rechazamos inmediatamente. Se dice que hay leyendas urbanas como aquella de un hombre muy bien parecido que tras de un encuentro oral se lleva a sus víctimas y las roba. Al parecer esta historia ocurre en otro momento, no esta noche.

Minutos después salimos del cine, ya es de noche y aún siguen entrando hombres. La calle se muestra fría ante el lugar, quiero suponer que los vecinos saben lo que sucede y callan ante el hecho, aplicando lo que alguna vez la Loy (el personaje que bailaba a los peregrinos y sabía de cartas y predicciones del viejo Huitzo) dijera "que cada quien haga de su culo un tambor".

Y mientras conduzco pienso en la gente que allí habita, seres marginales que la revolución sexual no les hizo justicia y sortean al destino como juego de ruleta rusa.