viernes, 24 de octubre de 2008

Sigue lloviendo en Cancun

Y la brújula me llevó ahora al sureste mexicano específicamente al que los adoradores del sol llaman Cancún. Curiosamente más que sureste esta punto se ubica más al norte que otros puntos ya que el dizque cuerno de la abundancia que asemeja nuestra nación lo ubica muy por arriba de otras ciudades, pero los dilemas de visión no tocan en este blog, al menos no en este post.

Las circunstancias de viaje fueron similares a las del sueño étereo anterior, me ubique en una nave a más de 37000 pies de altura degustando un refrigerio digno de las peores cárceles brasileñas pero con boleto de turista. Mexicana no deja de sorprenderme con su diligente exactitud y parsimonia en sus empleados que saben absolutamente todo sin necesidad de inventarse el giro a la tuerca. Sin el embargo la crisis hoy se resentio y la sala B del Benito Juárez lució por demás vacia, sin atractivos visuales ni situaciones bochornosas.

La fascinación de este escribano por este bello lugar es mayor ya que con esta suma mi quinta visita a la puerta del caribe sólo que el clima cambio. Las nubes de tormenta presagian lo que probablemente sea mi cansancio final de esta ocasión. La llegada a Cancún, por demás pintoresca se tiño de aguas de lluvia derramada sobre la aeronave y una larga travesía por las salas de espera de vuelos internacionales que nos conectaron por las entrañas del aeropuerto hasta aquel Shuttle que nos llevo a recoger el equipaje.

El festín de taxis, hambrientos de turistas y despistados, que cobran lo que probablemente en nigún lugar del mundo cobran por aquella distancia recorrida me hace ver que el paraíso es exclusivo para algunos, no todos en este país cuentan con los recursos para venir a este sitio. La avenida Kukulcán, santuario de finas y costosas marcas recorre la zona hotelera. Y allí siguen con las puertas abiertas tras el devastador Wilma que afectará hace tres los sueños mexicanos que buscan la gloria en estas tierras de arena blanca.

La lluvia no ha cesado y es tan intermitente que cinco minutos podrían significar una fiebre nocturna o al menos un buen cerrón de garganta. El hotel en la avenida Yaxchilán se llergue en el corazón de la zona hotelera centro de Cancún, zona bohemía finalmente. Las amistades que se han sembrado representan el mejor aliciente cuando se esta lejos de casa y lo único que se tiene es esperar a que pasen las horas deambulando sin saber que rumbo tomar, lo que sí sé es que cuando no hay un rumbo por tomar cualquier camino es bueno.

La noche llego antes de lo esperado y me tomo en un auditorio repleto de pubertos deseoso de volar de este sitio. Agregado cultural y social me dieron asilos los amigos de la Ibero para no deambular solo por este valle de calores sofocantes. El destino es La Isla, centro comercial que recorri cono nunca lo hubiera hecho, bajo la llovizna y los monzones de recuerdo y en una entrada y salida express que mató mi impetú de compras mundanas.

Una inmensa hamburguesa se postro frente a mis ojos que devoré junto a Martita, mi compaye Alex y el jefe de jefes Alf, que bien me senti bajo el escrutinio de mis actos y la valoraración de aptitudes... en una de esas me cambio de camiseta. (yo cruzare los dedos)

El recorrido mediático me dejo en el hotel de las margaritas esculpidas en la piedra caliza del pórtico bajo el halo de lágrimas que el cielo derramo toda la noche, a lo lejos se escuchan los sonidos de notas y ritmos que anuncian las interminables noches de can can y cuerpos retorciéndose de la arteria principal del centro de este paraíso terrenal.

Y así continuó hasta que amaneció y los destellos del sol grisaceo en tierras cancunenses me deja ver que la jornada será larga. Es impresionante la cantidad de agua que se cierne sobre las calles y ahoga los ánimos de sentir un poco de sol en tierras calientes.

Más temprano que tarde llego al local que alberga los sueños de los jóvenes en el majestuoso colegio británico y empiezan el desfile de sueños, anhelos que cada uno de nosotros, hacedores de los mismos, pretendemos lograr en ellos. Quizás caiga alguno, quizás otros se desanimen y cambien su rumbo pero como he pensado, muchas veces hacemos las cosas de una forma que termina siendo de otra completamente distinta al plan maestro previo.

Probablemente en unas horas este en el cuerpo de un avión tratando de hilvanar la historia del mujerujo y el mondrigo, pero en lo que se da este evento mediático, la tarde que pase en este Cancún triste nadie me la quita... triste Cancún, te quedas con tus lágrimas y el sol atormentado de no verte por que no se lo permites.

domingo, 19 de octubre de 2008

Alejandro

Alejandro corre apresurado por las escaleras de madera prefabricada, probablemente de China, al escuchar que mamá ha llegado. Cansada, entra al pórtico con el vehículo blanco inmaculado que los años de bonanza le ayudaron a obtener. En sus manos llenas de vida lleva las memorias y las nuevas vidas de vástagos ajenos que ha ayudado a crear en la noche silente dentro de quirófanos sépticos; esas manos que han dado sentido a su existir cada vez que aprieta en su pecho maternal al pequeño que algún momento le robo el aliento y que probablemente en años venideros lo haga con mil y una historias de amores, desamores, triunfos y las ambilavencias necesarias que escribirá en los anales del tiempo.

Mamá llega con la bolsa de pan y un litro de leche para calmar el ímpetu voraz de hambre de Alejandro que con su risa puede transtornar el mundo y hacerle ver que la vida es un cúmulo de posibilidades por descubrir. Ella se entrega a él y él se entrega a sus brazos de madre. Le sonrie y ella recuerda los años de amamantamiento cuando en un festín amoroso y de vida volvian a ser uno en su regazo de mujer.

Salta por los pasillos blancos, juega con balones de helio y un acordeón rojo, mientras descubre que las llamas que el carro de bomberos extinguió se han encendido de nuevo y utiliza los aditamentos de la construcción para poner a salvo a su madre de aquellas lenguas ardientes que solo el mundo visto desde los tres años es capaz de crear. Ayer fue doctor junto al abuelo, descubrio nuevas plantas junto a papá y con la abuela aprendió nuevas canciones. Alejandro crea historias fantásticas y sólo él es capaz de construirle a mamá un mundo maravilloso.

Después de la merienda mamá apoya al niño a lavarse los dientes tan y como lo hizo la abuela 30 años atrás y como ella apoyo en las labores de enseñar a los hermanos menores. En este momento es cuando la sala se convierte en un triciclódromo y mama echa alegorías desde el palco a su pequeña gran estrella. La diversión pueril no tiene cese mientras mamá no deja de sorprenderse por el misterio de la vida que ella llevo en su vientre y que el día de hoy le dice "mamá".

Vuelas las horas y mamá piensa en que mañana habrá que consultar y probablemente llegue otra jornada de 8 horas nocturnas dando luz a nuevas esperanzas. Alejandro, encapuchado ahora salta de un banco en su interminable imaginación.

Alejandro duerme entre sábanas multicolor y mamá lo abraza, le canta al oido mientras su susurro se vuelve paulatinamente en un murmullo. Olas de anhelos se abalanzas en el niño mientras mamá le enciende una luz de noche que le guiará a donde quiera que vaya a la espera de que vuelva a salir el sol y con ello nazca de nuevo la esperanza del mundo a través de los ojos de un niño de tres bondadosos años.

martes, 14 de octubre de 2008

Radio Barcelona

"Son las 6.30 de la mañana y comienza el fulgor de la gente, aquí desde la capital mediterránea, la hermosa Radio Barcelona y con ustedes, en breves, la dulce voz de Helena Soriano", anuncia desde el General Electric una voz tan aguardientosa como perdida en las ondas radiofónicas de la mañana calurosa en el puerto de Barcelona.

Helena se levanta, taciturna e hipocondriaca tras una noche de mala copa. Piensa con los sentidos retrasados y una jaqueca nauseabunda que la hace correr al baño, tropieza un par de veces y termina su exorcismo en la puerta de la esquina del closet de roble y la pared aquamarina del baño. "Ni hablar, que puta madre es lo que tome" es lo que esucha dentro de su propia psique. Suena el teléfono y una voz le dice: "Helena vienes retrasada, que coño te ha sucedido". Es el puto de su jefe que no hace más que llamar la atención a los vicios mundanos de Helena.

Se da un baño con las escencias de lavanda y una copa de mirra que incendia sus aromas con las aguas de la bañera; burbujas intermitentes y la bruma del sopor que emana el agua semi hirviente. Piensa en sus próximas vacaciones en Tierra Santa donde pretende además de tomar fotos y nadar en el lago Tiberíades si es que sigue vivo o en su defecto esperar una revelación monoteísta en las depresiones del mar muerto.

Sale de aquella purificación matutina y se santifica dentro de ese vestido escotado por la espalda de colores cálidos. Se toma un café que escupe por la ventana y sale a la calle. La celebridad de la voz cálida de esa mujer no es reconocible hasta que llega a la baguetería y pide un pan de cebolla y jamón serrano... Salud!! grita al fondo Felé, el chico de rostro aniñado que la acosa todos los días y es el espectador más constante de las aventuras de esta heroína de las calles lejos su querida andalucía. Llega al radio y el puto aquél no deja de admirar su vestido y de impresionarse con su singular modo de vivir la vida.

La música de fondo anuncia la dulce y sensual voz de Helena Soriano y paraliza Barcelona... ya son las 7.30 de la mañana y la ciudad se dispone a escuchar los atinados comentarios y mordaces palabras de la heroína de las masas. Con los mareos de los vodkas y el mexicano grito del tequila rezumbando en los oidos Helena se sienta frente al micrófono se acomoda el cabello con la peineta de marfil y se queda viendo al infinito.

"Y con ustedes la dulce voz de Helena Soriano"... silencio... Helena se queda callada viendo su propia existencia a través de los cristales, se da la vuelta, los segundos son eternos. El puto del jefe la ve y le truena los dedos mientras el operador de audio cruza los mismos... cada uno desde su propia trinchera con sentimientos encontrados sobre la silueta de Helena. Amores y desamores, ambivalencias destiladas por el tiempo dentro de las cabinas de radio.

Y en eso los labios de Helena se abren y un susurro que no se oye más alla da paso a un espectacular erupto que cimbra a propios de la cabina y extraños de las empedradas calles de El Born... y se empieza a reir mientras que los timbrazos de los patrocinadores suenan para retirar el apoyo a la deidad de la radio. Con la ocurrencia dentro de si dice... "eso es la política de invasión que mato a nuestros españoles aquel 11 de marzo" y continúa con un discurso que se convirtio en el estandarte de verano de Radio Barcelona.

Se escuchan los aplausos que corren toda la Rambla atravesando el Rabal y el barrio Gótico. Las campanas suenan a lo lejos en Montjuic y las olas siguen estrellandose cual manazos a niño malcriado en la arenas de Bogatell. Después del discurso improvisado suena la música de salida anunciando a Vera Syruzky, la rusa que habla de astrología y profetiza los amores reales. Helena sale de la cabina que rompe en aplauzos, salvo el día la heroína de los micrófonos y dueña de los sueños de muchos que sueñan con ella y ella con irse lejos a las tierras que albergan el Sinaí.

Sale del inmueble blanco con tejados rojos y camina, contoneándose como lo hiciera Malena años atrás. Se siente feliz, contenta por salvar un día más la estación o al menos su propio pellejo ya que el piso de alquiler es caro y la vida en Barcelona le atrae tanto como aquél hombre que enciende su cigarrillo todas las noches en el bar de enmedio mientras las notas del piano rompen las conversaciones y se vuelve la heroína junto a la nave espacial a la que los mortales llaman el piano verde.

jueves, 9 de octubre de 2008

Sueño étereo desde Monterrey


Llegue a Monterrey a medio día, el aeropuerto en la zona de Apodaca luce distante entre muchos parques industriales; el conductor del taxi amablemente me comenta las zonas de Monterrey y algunas cracterísticas propias de la misma. El cerro de la Silla luce amorfo desde esta vista y me doy cuenta que también aquí hay contrastes.

Esta zona es pobre y luce desmejorada en relación a los hoteles que se yerguen en la zona del corredor industrial. El acceso a la zona metropolitana tiene muchos matices: vías rápides, carros lujosos, pasos a desnivel... a mi derecha se aprecia el parque Plaza Sesamo y el magistral Paseo Santa Lucía. El hotel Alameda es bueno, luce elegante pese a la zona del centro donde se ubica.

Las visitas a las escuelas llenan de sabor este viaje. Hay de todos, colegios elegantes, otros mas relajados, unos que parecen más centros de desacanso pero así es Monterrey. Un taxi me lleva por la zona de San Pedro y la similitud a Santa Fé en ciudad de México salta a mi vista, allí se funden edificios ostentosos entre plazas comerciales y arquitectura interesante. Las tiendas de marcas costosas, los colegios de esta zona son muestra de un México exclusivo, ese que no conoce la carestía y si la hay es cuando se terminan los bolsos Vuitton de los escaparates.

La macroplaza es majestuosa, una explanada llena de jardines y fuentes que antojan para sofocar el calor que se siente este día. El viaje por Paseo Santa Lucía es agradable, las aguas son tranquilas y el clima entre os que abordamos aquella embarcación es sumamente agradable. Me gusta la ciudad, la gente muy cáñida, amable y siempre con el afán de ayudar a los demás.

Sueño etéreo desde estas tierras que me permiten volar y descubrir nuevas formas de vida y pensamiento, presiento que esta ciudad puede ser un excelente destino para vivir o al menos pasar una larga temporada porque lo tiene todo. Desde el paseo matutino por macro plaza, la visita en las aguas parsimónicas de Santa Lucía, el majestuoso e inmenso horno 3 y la opulencia de San Pedro.

Allí queda Monterrey con sus sueños que descubrí de esos viajes... el barrio antiguo que me recuerda las callejoneadas cubanas, el icónico cerro de la silla, apodaca y su industrialismo y sobre todo el inicio de un peregrinar que me llevo de norte a sur y de este a oriente y termine dentro de un nuevo contexto universitario llamado Ibero.


miércoles, 8 de octubre de 2008

la psique transtornada 2

Dentro de la gama de sentimiento que invaden a César hay uno que se llama codependencia y a pesar de ser un transtorno de la psique se refleja en una serie de sentimientos adyacentes de mi propio existir. Y es que a veces tomo cosas tan directas e impersonales que sólo me terminan afectando al final de día y pensando en mil y un idioteces tan disparatadas como el mago Same.

Es en este momento que el pollo ha transtornado muchas cosas, la situación ecléctica de nuestro conocimiento se dio bajo circunstancias que sólo un buen karma puede responder. No es en vano que la similitud de las cosas y el rapport en que vivimos me lleve a tratar de estar con alguien que vive más de 150 mil metros de mi casa. Y es que si el pollo ha sabido hacer algo es llenar espacios vacios que también he querido que llene.

Obviamente no puedo estar pensando en que hago bien y que hago mal, y tampoco debo permitir que mi vida gire en torno a una actitud del pollo... Blanca necesito de tu sabio consejo!!! pero también necesito estar tranquilo ya que entre las miles de esperanzas en mis proyectos pospuestos, el taller para los corazones destrozados y las joterias que aprendio mi ex que me dan más pena que tristeza me encuentro en el vértigo del huracán de mi propia consciencia.

Porque es tan difícil ser yo... porque me cuesta tanto trabajo desprenderme y disasociarme de las personas... porque no puedo vivir mis propios momentos mientras espero se cree algo con el pollo y que a los demás se los cargue la chingada... me siento como una paradoja viviente que necesita su espacio y que no puede dejar de pensar en integrar a los demás a mi propio espacio, que compleja psique... lo interesante del asunto es que estoy consciente de mis propias debilidades mientras trato de sumas esfuerzos para enfocarme a lo que me esta pasando.

Life is life... en la vida hay dos momentos ahora o demasiado tarde... porque no puedo concentrarme en lo que quiero y lo intento, total... ellos no me van a cuidar ni mantener así que mejor inicio conmigo mismo.

martes, 7 de octubre de 2008

aeropuertos

La mezcla extraña de sentimientos que invaden un aeropuerto me resultan no tan desconocidas. Para mi el aeropuerto refleja punto de término e inicio de historias y esta vez no fue la excepción ya que huyendo de aquel ente soberbio que deje atrás me enfrasque en una serie de viajes sin malas copeces y de repente me descubrí bajando de un autobús en el aeropuerto de la ciudad de México.

Reconozco que la terminal 2 es atractiva en cuanto al edificio pero si un poco disfuncional, la terminal uno sigue siendo la terminal madre con todo y sus inumerables guardias mal encarados que hay en todos los pasillos. La maleta, un porta trajes gris y mi lap no me dejaban pensar libremente sobre lo que me esperaba. Al llegar al mostrados express una señorita de buenos ojos me dio los pases de abordar y me dirigí al primero de retenes humanos que hay en este singular lugar.

Es muy grato ver que dentro de este micro cosmos haya personas con capacidades diferentes ayudándo; y es que un aeropuerto es una tierra de nadie en donde todos tratamos de preservar un órden no escrito pero si entre dicho de los habitantes de la aldea global que es nuestro planeta tierra, planeta azul agonizante.

Mientras lucho con mis propios pensamientos y sentimientos me toca el primero de los retenes, la ventaja de traer la bolsa del gato Félix es que alli llevo todo y no hay necesidad de sentirme aún más violado a mis adentros como aquella señora que hasta le revisaron el sostén para detectar el porque sonaba... evidentemente la intimidad no es algo que se viva en un aeropuerto.

Otra caminata más larga, ya sin maleta tan pesada llena de ropa, recuerdos y nuevos bríos de cambio. Ante mí uno más de los retenes de policias redondos y chaparros, esos que no alcanzan a correr ni para alcanzar un hueso que les avienten, pero así es la vida en el aeropuerto... Finalmente una sala de espera llena de gente de todo el mundo, tejiendo huidas, sueños, esperanzas... Muchas historias en un mismo sitio, un lugar lleno de energías y sueños etereos.

Observo a la gente... parece que hoy tocaron los hombres de negocios enlutados en trajes y corbatas finas, al menos un atractivo visual muy interesante... Mucha gente en sus equipos portatiles tratando de salvar al mundo de las crisis financieras y de paso salvando su propia estima entre hamburguesas, refrescos y tragos de restaurantes famosos en esta sala... por mi propio bien doy gracias a Dios por quitarme el hambre en este momento y el alcoholismo después de ese trágico 13 de septiembre.

Poco a poco van llamando a abordar a los perpetuos vuelos de ese martes; el mío, el 17 de Mexicana con destino a Monterrey sin escalas ya fue llamado... y yo matando mi sentir en las páginas absurdas personales de gente indeseable, todo sucederá rápido, sin dolor y con una lágrima derramada en el asiento 17F. Curiosamente el avion va lleno, dan prioridad a los pasajeros de clase premier que con un boleto más costoso viajaran en la misma pinche nave que todos los demás mortales, después a los que usamos ventanillas con afanes propios, a mí al menos me gusta la ventanilla por la vista de las nubes de paz, lo malo es la subida por el vértigo que me da el despegue.

Para mi bien, el ávión se lleno más no mi lugar derecho, sólo por un hombre de malas caras que iba junto al pasillo. Mientras subian los demás mortales compartiendo la intimidad de una cavidad con alas me doy cuenta que mis manos tiemblan, estoy con una respiración agitada y estoy llorando... y me siento realmente estúpido por esto. Una sobrecargo me observa y al acercarse sólo extiendo la mano diciendo que todo estará bien.

Al momento de despegar sólo me limito a observar a través de la ventanilla mientras sigo derramando lágrimas de olvido, desesperación, tristeza... porque en ese momento dejo a trás todo lo que paso en ese mes y cacho y trataré de descubrir nuevas historias. Mi sentir cambia cuando el capitán avisa que a nuestra derecha están las pirámides de teotihuacán y pienso dentro de mí... que diablos!!! LIFE IS LIFE!!! y me sale una sonrisa de oreja a oreja por el lugar que tengo en ese momento y en la persona que en este momento pienso que piensa en mí.