martes, 17 de mayo de 2011

Nada que conmemorar

Desde hace unos años se conmemora cada 17 de mayo el Día de la lucha contra la homofobia y transfobia, se fijó esta fecha ya que en 1990 la Organización Mundial de la Salud elimino la homosexualidad de la lista de padecimientos mentales. Si bien cada vez son más las voces que se unen para ir contrarrestando la serie de vejaciones, burlas y/o señalamientos contra estos sectores, es necesario pensar si todas las personas que viven esta situación están en la misma necesidad de reconocimiento.

Como toda sociedad, la comunidad gay está dividida en grupos, desde los que salen a las calles pidiendo un respeto e inclusión hasta quienes viven negando su propia naturaleza adoptando conductas heterosexuales que les dan cierta tranquilidad y desasosiego a la vez. No hay bien o mal, solo diferente y de acuerdo a la experiencia y proyección de cada individuo.

Pero que sucede... la misma comunidad, al ser un cúmulo de experiencias e ideas tan contrarias, tiene diversos puntos de enfoque que muy pocas convergen para lograr visualizarse hacía los demás. Las diferencias son aún más marcadas y los desprecios encuentran una resonancia mayor. Odiamos lo que desconocemos, lo que no se asemeja a nosotros y que sale de nuestro paradigma.

Aunque muchas veces la esencia es la misma no dejan de ser criticadas las conductas de unos frente a otros. Cuantas veces la comunidad señala a la misma comunidad de modo peyorativo y partiendo de tangibles lejanos a la condición humana. Se habla de una igualdad cuando las necesidades son otras. Mientras unos piden reconocimiento e inclusión, los más buscan el desarrollo de si mismos en una sociedad plural aquejada de tantísimos males.

Nada que conmemorar. Y digo esto cuando la sociedad no reconoce que una parte de ella vive una condición diferente, que tiene un poder económico mayor y más poder de elección. Envidia o coraje, que se traduce con la palabra odio. Muertes, bullying escolar, despido laboral y otros tantos remedios que buscan quienes aún no comprenden que las sociedades no son perfectas.

Un odio interno cuando no se respeta que hay quien vive en el activismo y dando visibilidad a la propia comunidad (que también creo que no es el modo único para hacerse notar), o se critica al travestí que en el show de revista encuentra el marco idóneo para su satisfacción. O la vestida tan hermosa como decadente que muchas veces se crean una imagen negativa de si mismas.

Si se busca un reconocimiento se debe trabajar de adentro hacia afuera, y esa labor corresponda a la misma comunidad y sus espacios. Necesitamos entender que las personas son diferentes, y que así como alguien sale con una bandera multicolor a las calles hay quien prefiere encerrarse a jugar wii o seguir trabajando en una empresa que le de beneficios sociales. No hay bueno o malo, solo diferente.

Y mientras llega la construcción de la sociedad justa y utópica, celebro que aún queda mucho por hacer y que afortunadamente sea la mayoría quienes pretenden lograr estos cambios.

= Colofón =

"... Y hablando de armarios y homofobia: .. yo usaba el "armario" para esconderme de los niños que me llamaban maricón y me golpeaban... de toda la familia que cuchicheaba pensando que no me daba cuenta de su rechazo y su doble moral... me acurrucaba en un montón de vergüenza, y lloraba en silencia la impotencia de que mis pequeñas manos, no podían golpear la fuerza de los prejuicios..." RCV
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