El presente ensayo tiene como finalidad
exponer cómo se articula la semiótica y la retórica en el diseño estratégico de
elementos claves para el desarrollo de una comunidad virtual de cuidadores en
enfermedades crónico-degenerativas. Se expone la introducción, desarrollo y
conclusión a lo largo de dos cuartillas.
El desarrollo del lenguaje ha sido uno
de los principales inventos que los seres humanos hemos desarrollado pues
además de posibilitar el entendimiento nos ha ayudado a generar signos y
significados de todo aquello que nos rodea. Su origen tiene acepciones de
acuerdo al cristal con que se vea, para unos es consecuencia de la evolución de
la especie, aunque también puede ser gracias a la Babel narrada en los textos bíblicos.
Incluso, desde la mirada que sea vista
existe la creación de significados. El ser humano ha aprendido a generar
significados de todo aquello que nos rodea; la generación de improntas según
Clotaire Rapille (2007) se da gracias a la experiencia y la cultura pues al ser
parte de grupos sociales heredamos costumbres, ritos, desarrollamos nuevas
experiencias que nos dan las claves de comunicación con base en el contexto en
que nos desarrollamos.
Estas improntas toman significado con
base en la cultura donde nos desarrollamos y que nos desarrollan códigos que
hacemos comunes. El código común o cultural es la consecuencia del contacto con
otros con quienes compartimos un contexto social y que eventualmente se vuelve
en la cultura en la que nos desarrollamos. La cultura es la totalidad de
costumbres, conocimientos, objetos, materias y comportamientos sociales
aprendidos y trasmitidos (Austin MIllan, 2000), y es la cultura la responsable
de los diversos significados que damos a aquello que nos rodea.
El lenguaje se vuelve en una herencia
que nos da la cultura; el lenguaje se integra de una combinación de símbolos
que generan signos fonéticos o gráficos que nos permiten comunicarnos.
Eventualmente estos símbolos, al adquirir una forma gráfica o fonética,
empleará la retórica como termino rector de comunicación. Y aquí es donde
aparece la semiótica, que nos ayuda a entender el significado de los símbolos y
signos que hemos creado.
Dentro de la comunicación humana debe
existir la coherencia. Hemos aprendido a articular palabras (signos) para
generar enunciados (conceptos) y es la retórica la que nos ayuda a establecer
estas técnicas de utilización del lenguaje. La retórica a través de su proceso
(Inventio, Dispositio y Elocutio) nos ha permito diseñar una línea argumentativa
al momento de comunicarnos, pues es a través de sus elementos damos un sentido
al desarrollo de la idea.
La retórica ha encontrado en el diseño
un poderoso medio de implementación, pues permite plasmar gráficamente el
significado de las cosas que nos rodean. A través de sus figuras es capaz de
aterrizar la complejidad de los conceptos a un entendimiento común, como es el
caso de la enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la
enfermedad como “la alteración o desviación del estado fisiológico en una o
varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas
y signos característicos y cuya evolución es más o menos previsible” (2014).
La enfermedad es parte de un proceso
humano que implica una serie de cambios para quien la vive como para quien la
acompaña; para el primero es la consecuencia a una serie de síntomas previos
que generan un significado una vez que ha sido diagnosticada, mientras que para
el segundo representa un desafío que causa desconocimiento e incertidumbre una
vez que es revelada.
La enfermedad es compleja, más cuando es
un padecimiento crónico-degenerativo pues existen muchas creencias
socioculturales que imprimen miedo e incertidumbre, además que con base en el
padecimiento genera estigmas sociales. Es necesario generar acciones que
permitan entender la enfermedad no como un efecto de algo, sino como un
elemento que si bien implica dolor, pueda mejorar la interacción entre quienes interactúan
en el proceso.
El abordaje de la enfermedad debe ser
visto como un trabajo donde no sólo se visualice la experiencia del enfermo y
su relación con el médico, sino debe garantizar el empoderamiento del cuidador
pues es la persona que acompaña 24/7 al paciente. Desarrollar una red de
atención de cuidadores primarios ante el recién diagnóstico de la enfermedad
crónico-degenerativa es una posibilidad que abone a este proceso de empatía y
acompañamiento.
Como diseñador estratégico es importante
entender los significados que emanan de la enfermedad con base en el contexto
donde se desarrolla; comprender a los usuarios es la primera clave donde reside
la posibilidad de crear elementos de diseño poderosos y que respondan a las
necesidades de certeza que demandan los cuidadores primarios. Pues si bien la
enfermedad no distingue entre aspectos demográficos, la respuesta a ella dependerá
de la experiencia, los recursos, las creencias, los rituales que las personas
posean.
La segunda clave es de cómo forma se
pueden emplear las figuras retóricas para comprender la enfermedad, su esencia,
entendimiento y acompañamiento. En su ensayo “La enfermedad como metáfora” (1978),
Susan Sontag plantea como la enfermedad de cáncer y sus creencias alejan al
paciente de un sentido de vida a través del tratamiento médico. Sin embargo
estas metáforas sólo quedan plasmadas en el texto literario, por lo que desde
el diseño vale la pena contextualizar y rescatar aquellas que puedan dar
sentido a quienes la padecen en pleno siglo XXI.
Desde la perspectiva del diseño la
enfermedad y su acompañamiento se pueden abordar a través de la metáfora; de la
antítesis, cuando uso la contraposición de la salud y la enfermedad; la hipérbole,
al momento de exagerar las bondades de una mejor calidad de vida a través del tratamiento
y el acompañamiento; la sentencia, al momento de expresar aquellos enunciados
que dan certeza tanto a pacientes como cuidadores; la sinécdoque cuando empleo
una parte por un todo, quizás relacionada con el tratamiento médico.
Entiendo la retórica como la posibilidad
de generar el impacto necesario para sumar adeptos, pues con base en la
investigación que he realizado, en México el 90% de la población ha tenido una
experiencia cercana con alguna enfermedad crónico-degenerativa. Somos un país
con dolor disfrazado ante la enfermedad y que conlleva altos costos para la
población.
Para fines de mi proyecto, entender el
significado de las cosas y la forma de cómo articulo el discurso se ha vuelto
una herramienta de poder, pues me permite acercar a diferentes contextos la
posibilidad de reducir el miedo ante la enfermedad a través del diseño. El diseñador
tiene la encomienda de no sólo ofrecer objetos estéticos sino aquellos que
respondan a las necesidades humanas sin olvidar a la persona como protagonista
central de la experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario