Decía Ismael Serrano: “México es un disparate”. Somos la
construcción de generaciones pasadas llenas de misticismo, color, textura.
Somos ritmo delineado por los sones, danzones, huapangos, la banda. Somos una paleta de sabores yucatecos,
poblanos, oaxaqueños, norteños. Somos un México híbrido, que ha sabido
entretejer la cultura propia con la cultura ajena dotando de nuevos
significados a la realidad.
México de contrastes. Somos un país guadalupano y matriarcal
pero con un machismo de terribles dimensiones. Somos la navidad del arquetipo
americano con la posada cacahuatera de piñatas y ponche. Somos la celebración
de la muerte haciendo mofa de ella; es curioso lo que piensan los extranjeros
de esta celebración. Somos el país racista que sufre del racismo interno y externo
de sus habitantes. Somos el país de las ladys, lords, nacos, que ante la
tragedia nos unimos codo a codos y somos más de dos.
Nos hemos clasificado en subculturas donde compartimos
elementos comunes e individuales que nos hacen un mosaico de formas infinitas. Dentro
de nuestras fronteras nos fraccionamos en diversos países pero fuera de ellas
nos perciben con una calidad y calidez única, como un signo único que es la
identidad que impera. Somos mucho más que el nopal y el sombrero del flojo en
el árido desierto.
Somos el país del “ahorita”, “tantito”, “mijito” y de los
términos diminutivos que minimizan y empatizan con la realidad. Somos el país
del “ya merito” suceden las cosas y de la memoria fragmentada y olvidada de sus
habitantes. Somos el país que llora ante la tragedia pero se burla de ella a
través de memes. Somos el país de la ironía, donde un terremoto sacude justo
cuando conmemoramos otro terremoto 32 años después.
Somos el México que celebra y alaba a futbolistas, actrices,
videntes, vedettes. Tenemos un star system que privilegia y antepone al espectáculo
sobre la investigación, educación, cultura y artes. Al final, cuando los
tiempos pasen y regresemos al árbol donde bajamos como humanidad, allí seguirá
estando México, pues como México no hay dos.
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